Aceite de chili

El aceite de chili es de mis condimentos predilectos. La primera vez que lo hice fue para acompañar unos dumplings que hice en casa y, aunque hice una versión más rápida, me encantó y entendí todo su potencial. Así lo empecé a poner de acompañante en mis noodles, ramen y cualquier preparación de estilo asiática que hiciera en la casa. Pero la verdad es que es tan rico y adictivo que funciona hasta para empanadas. La idea es infusionar aceite con diferentes especias y después verterlo bien caliente sobre chili flakes para hacerlo picante y que las hojuelitas queden crujientes, para añadir ese toque crunchy a diferentes preparaciones. Pica: y duro, así que cuando lo preparo, me puede durar hasta un año entero, utilizándolo de a poquito pero constante. Por ahí me dieron la idea de añadir pasas rubias y maní y llevarlo al siguiente nivel. La próxima lo pruebo. Por ahora, disfruten esta versión más clásica y siéntanse libres de inventar con las especias.

CHILI OIL

Para 1L

Ingredientes:

1 cucharada de semillas de cilantro

4 dientes de ajo

5 estrellas de anís

1 rama de canela

2 ½ cucharadas de pimienta sichuan

2 semillas de cardamomo machacadas

1 taza de hojuelas de chili

1 ½ cucharaditas  de sal

1 cucharada de vinagre negro

4 tazas aceite de aceite vegetal de sabor neutro

Preparación:

En una olla pequeña mezcla las semillas de cilantro, anís, canela, pimienta Sichuan, ajo y cardamomo. Añade el aceite y cocina a fuego bajo por dos horas, chequeando cada cierto tiempo que el ajo no se queme. Si el ajo comienza a dorarse mucho, retíralo de la olla.

En un bowl resistente al calor mezcla las hojuelas de chili, sal y vinagre negro. Una vez pasadas las dos horas, sube el fuego y calienta el aceite muy bien. Coloca un colador (no puede ser plástico) sobre el bowl con el chili y con mucho cuidado vierte el aceite caliente por encima, de manera que el resto de las especias queden en el colador. Deja enfriar.

Envasa en frascos de vidrio.