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¡Bienvenidos a La Punnet! Aquí encontrarán inspiración para comer rico, inteligente y - la mayoría de las veces - saludable. También podrán ver más sobre mi trabajo como fotógrafa y estilista de alimentos.

Verano en el Sur de Italia

Verano en el Sur de Italia

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Italia: el país en el que el orégano, tomillo y romero te reciben en el aeropuerto  y al salir te topas con calles caóticas, gente ruidosa y colas para comer la pizza más gloriosa del mundo. Aunque pensándolo bien, quizás esto sólo es en Nápoles. Pero esa fue mi primera impresión del Sur de Italia, un destino que tenía en mi “bucket list” y al que llena de agradecimiento puedo decir que hice “check”.  Llegamos a la ciudad que con orgullo puede adjudicarse la creación de la pizza – o al menos la única que tiene denominación de origen- y la primera parada era obvia. Aunque estoy segura que cualquier pizza que te comas en Nápoles debe ser divina, decidimos ir a L’Antica Pizzeria Da Michele. Dicen que es el local más antiguo de pizzas en la ciudad y parece ser un lugar bastante honesto. Es pequeñito y entregan números tanto para entrar a sentarte como para pedir para llevar. Sólo sirven dos  pizzas, Margarita o Marinara, y las preparan en un horno a leña pequeñito. La pedimos para llevar y nos sentamos en un callejón a comerla. Creo que nunca voy a olvidar ese momento. Pero al terminar de comer nos sentimos listos para seguir. Nápoles es una ciudad que se siente tensa, así que decidimos continuar con nuestra ruta y después de avistar y admirar el Vesubio (y profundamente desear que no hiciera erupción en ese momento), llegamos a la Costa Amalfitana.

La carretera por esta costa te hace recordar la vía hacia Choroní en el Parque Henri Pittier, pero sin los autobuses destartalados así que no da tanto miedo. En realidad, la vista es tan espectacular que dejas pasar por alto que estás al borde del abismo. Prácticamente sin hablar, con los ojos fijados en el mar, llegamos a Positano, el pueblo de playa más de película que he conocido. Las casas están incrustadas en la montaña y miran al mar. Lo cruza una calle de una sola vía y está llena de tienditas, restaurantes, hoteles y posadas de todos los colores a los que llegas subiendo y bajando escaleras. La Costa Amalfitana es conocida por todos sus pueblos estilo Positano, como Sorrento, Amalfi y Ravello, así como por la famosa isla de Capri. También por sus limones. Está repleta de turistas, es cara y hay más souvenirs de lo que debería haber, pero es un espectáculo, la comida es increíblemente fresca y relajarse frente al Mar Mediterráneo es una experiencia que hay que vivir.

Después de un par de días en Positano agarramos carretera nuevamente, esta vez hacia el sureste y hacia el destino más esperado del viaje: Puglia. Esta región ubicada en el tacón de la bota de Italia está formada por muchas ciudades pequeñitas, distribuidas entre montaña y costa. Es conocida por su gastronomía ya que es una región en donde se da de todo, desde quesos frescos como burrata o fallone di gravina y otros madurados como la ricotta forte o el canestrato pugliese, pasando por las endivias, tomate, higos, arvejas, almendras, alcachofas, berenjena, rapini - por nombrar algunos – hasta los pescados crudos, cordero y caballo. Sí, el caballo que están pensando. Además producen vinos – el primitivo es el más común – y es Italia, así que se toman los helados muy en serio. Pero lo que sin duda me impactó más fue la cantidad de olivos que te reciben cuando entras a la región y que no te abandonan en ningún momento del recorrido. No es raro que cualquier restaurante, hotel o tienda, tenga su propio aceite de oliva.

En Puglia la velocidad baja. Estás todo el tiempo en contacto con la naturaleza, tratando con gente muy simpática, admirando arquitectura llena de historia y comiendo alimentos recién cosechados o producidos, todo a un menor costo que otras zonas de Italia. Aquí hay muchísimo que conocer, pero fuimos pocos días así que el plan fue así: llegamos a Lecce, también conocida como la Florencia del Sur, y pasamos una noche en el centro histórico. Es de los lugares más lindos que he conocido, con una luz hermosa y llena de gente joven. Además allí me comí el helado más espectacular que he probado. Vimos monumentos como la Catedral de Lecce, el Arco de Triunfo y el Anfiteatro Romano; nos tomamos un caffè in ghiaccio con latte di mandorla (espresso con hielo y leche de almendra) frente a la Plaza de San Oronzo y cenamos la pasta típica de Puglia -orecchiette – al pomodoro con ricotta forte.

Al día siguiente nos fuimos hacia la costa y visitamos Torre dell’Orso y la Grotta della Poesia. Hay muchas playas de agua cristalina y reservas naturales bellísimas. Se puede pasar uno o dos días visitando sólo la costa. Pero nosotros debíamos subir, así que manejamos hasta Cisternino y nos quedamos en una masseria. Son haciendas o granjas muy antiguas que conservan su estructura original y muchas las han convertido en hoteles o restaurantes. En estos lugares te desconectas y, si eres amante de la comida y de los ingredientes frescos, es el momento de hacer fiesta. No todos los días se tiene la oportunidad de arrancar frutas y vegetales en la puerta de tu cuarto y caminar en medio de un mar de olivos para llegar al comedor a desayunar. Así que utilizamos este lugar mágico como base para conocer otras ciudades. Ahí si tuvimos que aprovechar el tiempo pero valió la pena. Fuimos a conocer Ostuni, una ciudad amurallada al más puro estilo de Game of Thrones, conocida como la ciudad blanca. Aquí hay mucho que explorar, desde monumentos históricos como museos, restaurantes, tiendas de aceite de oliva y vinos o talleres de cerámica. Aunque no tuve la oportunidad de verlo, tiene su mercado popular donde los locales venden los productos más frescos de temporada.

De ahí nos fuimos a Alberobello. Nada más el camino para entrar a esta ciudad vale la pena. Es una zona campesina bellísima y conocida por los trulli, construcciones rurales hechas de piedra con forma de cono como salidas de El Hobbit. Hay muchas teorías sobre ellos, pero en principio se construían como dormitorios y almacenes de los obreros. Alberobello está formada casi únicamente por ellos y es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La gente vive en ellos, pero también hay pequeños hoteles y tiendas que funcionan en estas construcciones. Es muy lindo y pintoresco, lleno de artesanías y es uno de los lugares más turísticos de la región.

Dejamos Polignano a Mare para el atardecer, como nos lo recomendó una local. De todas las ciudades y pueblos que conocimos, éste es probablemente el que tiene más vida. Parece una ciudad universitaria. Está construido sobre acantilados y cuevas. Desde varios puntos del pueblito puedes asomarte y estás directamente sobre el mar. Es muy loco y muy bello. Está lleno de restaurantes y bares, así como de tiendas de artistas locales. Vale la pena caminarlo, fotografiarlo y vivirlo. Así terminamos el día en Fasano, de las ciudades la más residencial. Fuimos directamente a cenar. Hay muchas opciones 100% locales, para quienes quieran una experiencia completamente real italiana.

Este ha sido uno de los viajes más especiales que he tenido la oportunidad de hacer. Si me preguntan, volvería a Puglia a seguir explorándolo, a comer divino y a salir de la rutina. Dicho esto, es importante recordar que las experiencias no sólo las hace el lugar, sino también la gente con la que las vives y el momento de tu vida en el que te encuentres. Con esto quiero decir que es imposible vivir la misma experiencia del otro, disfrutar un restaurante igual que otra persona o incluso una película o un disco. Los invito a tomar esta guía para inspirarse a vivir su propia experiencia. Aquí no les estoy recomendando la mejor manera de viajar, los lugares más bellos o los mejores restaurantes. Les cuento la experiencia que yo disfruté, en base al tiempo y presupuesto que yo tenía, que les puede servir de base a ustedes. Por último, de este viaje me llevo el recordatorio de que este planeta es maravilloso y enorme. No tiene nada de malo ir a los sitios más famosos, por algo son famosos, pero si abrimos nuestra mente y nos permitimos ver qué más hay allá afuera, quizás consigamos vivir las experiencias más bellas de nuestras vidas.

Qué visitar

Puglia es grande, pero las ciudades más recomendadas para visitar son Lecce, Gallipolli, Santa Maria di Leuca, Otranto, la Grotta della Poesia en Torre dell’Orso, Ostuni, Savelletri, Alberobello, Brindisi, Polignano a Mare, Monopoli, Fasano, Bari y ya que estás por ahí ahí, Matera en la región de Basilicata.

Qué comer

Lo importante de saber qué se come en el lugar al que vas es asegurarte comer fresco, con ingredientes locales y poder experimentar de una forma más real ese sitio. En la Costa Amalfitana se dan los limones como arroz, así que es bueno probar todo lo que lleve este ingrediente, especialmente el Limoncello. También es la zona para comerse una ensalada capresa inolvidable, así como pasta, pescados, mariscos y moluscos o la torta capresa hecha sin harina a base de almendra y chocolate.

En Puglia se comen quesos frescos como la burrata, comida de mar - especialmente pescado crudo y yo incluiría el erizo- y carne de cordero y de caballo. El aceite de oliva así como la pasta –especialmente orecchiette – y el vino, son de los productos mayormente producidos en la región. Las puccias en Lecce son sándwiches hechos con un pan plano que se rellenan con lo que quieras y son un desayuno perfecto. Vegetales y frutas hay muchísimos de acuerdo a cada temporada, pero un plato muy típico es el puré de habas con endivias salteadas. Coman todo lo que se esté dando en ese momento, y si hay berenjenas, no dejen de comerlas: ¡Como sean! Y no olviden que están en Italia: pizza y gelato, por favor.

Dónde comer

En Italia lo que sobran son buenas opciones. Esta es parte de la lista que yo tenía –muchas recomendaciones de una local- y no conocí todos:

Positano:

-Da Vicenzo

-Lo Guarrancino

-Lo Scoglio

-La Sireneuse

Lecce:

-Café Alvino para probar el caffè in ghiaccio con latte di mandorla

-La Cucina di Mamma Elvira

-Angiulino

-Natale, los helados más divinos

-Settimo Cielo, gelateria

Ostuni:

-Osteria del Tempo Perso

-Coffe & More

-Riccardo Café, para tomar un trago

-Masseria Moroseta, vegetariano. Es un hotel pequeño, y bellísimo por cierto, así que llamar para disponibilidad

Polignano a Mare:

-Mint, vegetariano

-Caruso, gelateria

Fasano:

-Silvè

-Sole e terra, vegetariano

-Pizzeria Napoletana Ca’ Pummarola ‘n Coppa

Brindisi:

-La Marea

Savelletri:

-Luna Rossa

-Sapore di sale

Dónde dormir

Hay muchísimas opciones buenas. Les recomiendo en Lecce el B&B Antiche Volte, muy sencillo, pero muy bien atendido, y en Puglia Masseria Capece. Un lugar bellísimo, comodísimo y atendido como si estuvieras en la granja de unos amigos. Fui a comer a Masseria Moroseta y, aunque no me quedé ahí, es un lugar espectacular en una onda más moderna.

Espero que hayan disfrutado del post más largo en la historia de La Punnet. ¡Gracias a quienes me dieron datos! Si tienen dudas o quieren recomendaciones más específicas, escríbanme que los ayudo en lo que pueda.

Estas fotos son del celular bien informales, pero quería mostrarles más de las cosas que comí.

Risotto de albahaca y coco

Risotto de albahaca y coco

Mujadara

Mujadara